Raíces Históricas y Conceptuales del Propositivismo

La necesidad de una filosofía para la encrucijada civilizatoria

El siglo XXI nos ha situado en una encrucijada sin precedentes. La inteligencia artificial redefine el trabajo y la creatividad humana. El colapso ecológico amenaza la habitabilidad del planeta. La hiperconectividad digital transforma nuestras formas de relacionarnos, mientras una profunda crisis de sentido atraviesa las sociedades contemporáneas. En este contexto de aceleración exponencial y fragmentación social, surge una pregunta fundamental: ¿cómo construir una filosofía que nos ayude no solo a sobrevivir, sino a florecer colectivamente?

El propositivismo emerge como respuesta a esta urgencia: una filosofía orientada a la acción colectiva, al diseño consciente de futuros deseables, al bienestar compartido y al uso ético de la tecnología. Pero esta propuesta no surge de la nada. Tiene profundas raíces históricas y conceptuales que vale la pena explorar, no para buscar una pureza doctrinal imposible, sino para reconocer que el propositivismo es un injerto consciente: un mestizaje filosófico, pragmático y espiritual de múltiples tradiciones que coinciden en un impulso vital común: la construcción de sentido en comunidad y con responsabilidad.

Este capítulo está dedicado a identificar y entretejer esas raíces, pero también a reconocer sus limitaciones y contradicciones. Porque solo desde la honestidad intelectual puede emerger una filosofía verdaderamente transformadora.

I. La teleología antigua: Aristóteles y el telos inclusivo

Toda filosofía del propósito debe dialogar críticamente con Aristóteles. En su Ética a Nicómaco, el filósofo griego sostiene que todo ser tiende hacia un fin («telos»), y que el propósito más alto del ser humano es la eudaimonia: una vida plena, virtuosa y en armonía con la polis. De aquí, el propositivismo hereda una convicción fundamental: no basta con existir, hay que existir con sentido y dirección.

Los aportes aristotélicos al propositivismo

Aristóteles nos lega tres conceptos centrales:

  • El telos como orientación vital: La idea de que la vida humana requiere propósito y dirección
  • La eudaimonia como florecimiento: No apenas felicidad individual, sino realización plena en comunidad
  • La virtud como práctica: El bien no como idea abstracta, sino como ejercicio cotidiano

Las limitaciones que el propositivismo debe trascender

Pero el propositivismo también aprende de las exclusiones aristotélicas: su ideal ciudadano excluía a mujeres, esclavos y extranjeros. Su modelo de comunidad era jerárquico y patriarcal. Estas limitaciones nos enseñan que el propósito no puede ser exclusivo ni elitista: debe ser radicalmente incluyente, horizontal y descolonizador.

Síntesis propositivista: Conservamos la búsqueda del telos y la eudaimonia, pero la expandimos hacia una teleología de la justicia, donde el florecimiento de cada persona es condición para el florecimiento de todas.

II. El humanismo constructivo: De Kant a los diseñadores de utopías

Kant: La autonomía como base de la comunidad propositiva

La filosofía kantiana representa un momento crucial en la evolución hacia el propositivismo. Kant no era un individualista egoísta, sino un pensador de la autonomía responsable. Su imperativo categórico —actúa según principios que podrías desear que fueran ley universal— establece un individualismo ético basado en la dignidad humana: cada persona debe ser siempre un fin en sí misma, nunca un medio.

La síntesis dialéctica entre Kant y el propositivismo

El propositivismo no niega la individualidad kantiana, sino que la asume como base y le suma una dimensión coral. Si para Kant el bien moral surge del deber racional, para el propositivismo puede surgir también del deseo ético, de la convicción emocional, del vínculo empático y del proyecto común.

La síntesis se expresa así:

  • Kant: Actúa según principios que podrías desear que fueran ley universal
  • Propositivismo: Actúa según propósitos que puedan ser compartidos, evaluables y que generen bienestar colectivo

La comunidad como pacto entre libertades

La clave reconciliadora está aquí: la acción colectiva propositivista no instrumentaliza al individuo, sino que le ofrece una vía para realizar su propia autonomía a través del propósito común. El individuo encuentra en el proyecto colectivo una oportunidad ampliada para ejercer su libertad con sentido, mientras el colectivo se construye como una sinfonía de libertades en armonía.

Limitación kantiana que el propositivismo trasciende: La moral kantiana se basa en el deber racional sin necesidad estructural del otro, lo que puede llevar a un individualismo rígido. El propositivismo reconoce que el sentido también se co-construye en comunidad, sin renunciar a la autonomía personal.

Los utópicos socialistas: Imaginar futuros posibles

En paralelo al idealismo kantiano, pensadores como Saint-Simon, Fourier y Owen no se limitaron a criticar el presente: se atrevieron a imaginar sociedades organizadas en torno a pasiones, talentos y propósitos colectivos. Aunque muchas de estas visiones fracasaron en lo práctico, sembraron una idea revolucionaria: el futuro puede ser diseñado colectivamente.

Síntesis propositivista: Retomamos esta aspiración utópica, pero con herramientas contemporáneas —inteligencia artificial, blockchain, laboratorios sociales, métodos de co-diseño— y con la humildad de prototipar, medir resultados y ajustar el rumbo.

III. Las pedagogías de la liberación: Freire, Weil y la construcción de conciencia

El siglo XX abrió nuevas rutas para pensar el propósito desde la perspectiva de los excluidos y oprimidos. Tres figuras resultan especialmente relevantes para el propositivismo:

Paulo Freire: El diálogo como método de construcción de propósito

La Pedagogía del oprimido no es solo un método educativo, sino una filosofía de la transformación social. Freire enseña que el conocimiento debe estar al servicio de la liberación, y que la conciencia crítica emerge del diálogo horizontal entre educador y educando.

Aporte al propositivismo: El método dialógico para construir propósito colectivo, donde nadie impone el sentido desde arriba, sino que emerge de la conversación comunitaria.

Limitación que el propositivismo debe considerar: Freire a veces idealiza la conciencia del oprimido, sin siempre considerar los intereses cruzados o contradicciones internas de los movimientos sociales. La construcción de propósito colectivo requiere no solo conciencia, sino sistemas, diseño, gobernanza y herramientas para sostener el cambio.

Simone Weil: La atención radical como base ética

Con su concepto de atención radical y decreación del ego, Weil nos recuerda que el propósito auténtico debe construirse desde la humildad, la escucha profunda y la apertura al sufrimiento del otro. Su mística política nos enseña que la transformación social requiere transformación personal.

Síntesis propositivista: El propósito colectivo debe nacer de la capacidad de atender realmente a la realidad del otro, no de proyecciones ideológicas o intereses ocultos.

Humberto Maturana: La biología del amor como fundamento organizacional

La propuesta de Maturana de que la base de toda organización humana saludable es el cuidado y la empatía resuena profundamente con el propositivismo. Para él, el amor no es un sentimiento romántico, sino la emoción que funda lo social: la aceptación del otro como legítimo otro en la convivencia.

Aporte crucial: El propositivismo reconoce que la organización con propósito nace del vínculo, no de la jerarquía.

Limitación a trascender: Maturana tiende a biologizar las relaciones humanas, dejando poco espacio a lo político, al conflicto o a las estructuras de poder. El propositivismo responde que el amor es un motor vital, pero necesitamos también estructura, conflicto creativo y mecanismos institucionales éticos.

IV. Pensamiento sistémico y responsabilidad tecnológica: Fuller, Jonas y Ostrom

Buckminster Fuller: Diseñar para la abundancia planetaria

Fuller, ingeniero visionario y creador del concepto de «la Tierra como nave espacial», propuso soluciones globales y sistemas de vida regenerativa. Su filosofía del «más con menos» y su búsqueda de un «mundo que funcione para el 100% de la humanidad» son antecedentes directos del propositivismo.

Legado propositivista: La convicción de que es posible diseñar sistemas que generen abundancia compartida sin destruir el planeta.

Limitación a integrar: Fuller puede pecar de tecnocratismo utópico. El propositivismo reconoce que las soluciones técnicas deben ir acompañadas de transformaciones culturales, políticas y espirituales.

Hans Jonas: El principio de responsabilidad en la era tecnológica

El Principio de responsabilidad de Jonas exige que toda acción tecnológica considere su impacto en las generaciones futuras. Su imperativo categórico reformulado —actúa de tal modo que siga siendo posible la vida humana sobre la Tierra— es central para el uso propositivista de la inteligencia artificial y otras tecnologías emergentes.

Síntesis propositivista: Toda innovación tecnológica debe ser evaluada no solo por su eficiencia, sino por su contribución al bienestar intergeneracional.

Limitación a equilibrar: Jonas puede caer en un pesimismo paralizante frente al riesgo tecnológico. El propositivismo busca un optimismo responsable: usar la tecnología con audacia ética.

Elinor Ostrom: La inteligencia colectiva para los bienes comunes

Ostrom, premio Nobel de Economía, demostró que las comunidades pueden gestionar bienes comunes sin necesidad del Estado o el mercado tradicional, siempre que desarrollen instituciones apropiadas. Sus ocho principios para la gestión de recursos comunes son inspiración directa para las microsociedades propositivistas.

Legado fundamental: La prueba científica de que la cooperación inteligente es posible y eficiente cuando se diseñan las instituciones adecuadas.

V. Encarnar el propósito: Figuras inspiradoras y sus limitaciones

El propositivismo no solo tiene raíces teóricas: también se encarna en vidas que han logrado transformar dolor en construcción, poder en servicio, y visión en realidad concreta.

Los constructores de puentes

Nelson Mandela: Transformó el dolor del apartheid en reconciliación nacional, demostrando que es posible construir sobre la división sin negar la justicia.

Muhammad Yunus: Rediseñó las finanzas para servir a los pobres con el microcrédito, probando que es posible hacer economía con propósito social.

Pepe Mujica: Su ejemplo de humildad, coherencia y renuncia al privilegio revolucionó la comprensión de lo que puede ser la política.

Los defensores de la vida

Jane Goodall: Unió ciencia y espiritualidad en su defensa de los primates y el medio ambiente, mostrando que la investigación científica puede ser también práctica espiritual.

Vandana Shiva: Su lucha por la soberanía alimentaria y contra el colonialismo de las semillas demuestra que la resistencia puede ser también construcción de alternativas.

Los innovadores del conocimiento libre

Aaron Swartz: Su visión por el acceso libre al conocimiento y su activismo por la democratización de la información costó su vida, pero sembró un movimiento global.

Ricardo Semler: Convirtió su empresa en un espacio de autogestión y confianza, demostrando que otras formas de organización empresarial son posibles.

La nueva generación

Malala Yousafzai: Su voz juvenil resuena con propósito global, mostrando que la edad no es límite para la transformación social.

Marina Silva: Trae a la política brasileña la voz de la selva y la justicia ambiental, encarnando la política del cuidado.

La limitación del heroísmo individual

Estas figuras muestran que el propositivismo no es una teoría abstracta: es una práctica viva, muchas veces solitaria, valiente y peligrosa. Pero también nos enseñan una limitación crucial: su legado es a menudo difícil de escalar institucionalmente. No basta con figuras ejemplares si no se construyen modelos replicables y estructuras que perduren.

Respuesta propositivista: Honramos al líder inspirador, pero construimos el sistema para que el propósito no dependa de héroes solitarios. El cambio debe ser sistemático, no carismático.

VI. Hacia una filosofía coral del propósito: Síntesis y trascendencia

El propositivismo como síntesis dialéctica viva

El propositivismo no busca imponer un único propósito universal ni crear un dogma cerrado. Por el contrario, emerge del conflicto creativo entre múltiples propósitos posibles y múltiples tradiciones de pensamiento. Su apuesta es coral: que cada voz, cada pasión, cada inteligencia pueda encontrar su lugar en una orquesta social que funcione con armonía dinámica.

El propositivismo entiende que los algoritmos, las redes neuronales, las plataformas digitales y la inteligencia artificial pueden ser órganos sociales si se diseñan con propósito explícito, transparencia radical y control democrático. No se trata de tecnofobia ni tecnoutopía, sino de tecnología con conciencia.

El propositivismo reconoce que los pueblos originarios, las comunidades históricamente excluidas y las juventudes rebeldes poseen una sabiduría propositiva que el sistema dominante ha despreciado sistemáticamente. La filosofía propositivista es, por tanto, latinoamericana en su origin y universal en su aspiración: aprende del Sur Global para enseñar al mundo.

El riesgo del romanticismo sin medición

Una limitación que atraviesa muchas de las tradiciones inspiradoras del propositivismo es su tendencia al romanticismo sin instrumentos de evaluación. Muchos movimientos que apelaron al sentido, al amor y a la esperanza no desarrollaron herramientas para medir impacto, evaluar resultados o sostener procesos a largo plazo.

Respuesta propositivista: El propósito no debe quedarse en la intención bella: debe ser medible, auditable, corregible y escalable, sin perder jamás su base ética. La métrica sin alma es vacía, pero el alma sin métrica es ineficiente.

El propositivismo aprende de todas sus fuentes, pero las trasciende hacia algo nuevo: la construcción de sistemas sociales, económicos y tecnológicos que sean regenerativos por diseño. Esto significa:

  • Sistemas que aprenden: Capaces de evolucionar y mejorar a partir de la experiencia
  • Sistemas que cuidan: Que ponen el bienestar como criterio central de evaluación
  • Sistemas que incluyen: Donde la diversidad es fortaleza, no amenaza
  • Sistemas que perduran: Sostenibles intergeneracionalmente
  • Sistemas que empoderan: Que distribuyen poder en lugar de concentrarlo

El futuro tiene raíces profundas

El propositivismo no es una moda intelectual ni una utopía ingenua. Es el eco maduro de siglos de lucha, pensamiento, arte, dolor y esperanza. Es la convergencia consciente de una historia compartida de humanidad que, a pesar del caos y la destrucción, sigue apostando tenazmente por el sentido y la construcción colectiva.

Reconocer sus raíces históricas no es un acto de nostalgia academicista, sino de profundidad estratégica. Solo quienes conocen sus raíces pueden sembrar nuevos árboles con sabiduría. Solo quienes comprenden las limitaciones del pasado pueden construir futuros más incluyentes y regenerativos.

El propositivismo honra a Aristóteles, pero incluye a los excluidos de su polis. Abraza a Kant, pero reconoce que la autonomía florece en comunidad. Aprende de Freire, pero construye sistemas que sostengan la liberación. Se inspira en Mandela, pero no espera al próximo héroe para comenzar la transformación.

Y al final, el propositivismo es esto: una filosofía que planta sistemas bajo cuya sombra tal vez nunca nos sentemos, pero que sabe que el propósito más alto es que otros puedan florecer. Una filosofía que entiende que el sentido no se encuentra, sino que se construye. Y que se construye mejor cuando se construye juntos, con raíces profundas y ramas abiertas al futuro.

En tiempos de crisis civilizatoria, el propositivismo ofrece no escapismo ni pesimismo, sino la tercera vía: la construcción paciente, inteligente y amorosa de los mundos que queremos habitar. Porque el futuro no es algo que nos pasa, sino algo que hacemos. Y lo hacemos mejor cuando lo hacemos con propósito compartido.

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