Protopista: Avanzar con Propósito

Vivimos en una época donde las utopías se desdibujaron y las distopías se volvieron series de Netflix. Nos enseñaron a desconfiar de los sueños grandes, a tenerle miedo al futuro o, peor aún, a conformarnos con un presente que no elegimos.

Pero entre el todo y la nada, entre la perfección y el colapso, existe otro camino: el de la protopía.

La protopía no es una promesa de paraíso, ni una profecía de ruina. Es la decisión de mejorar el mundo, paso a paso, con intención, con comunidad, con propósito.
Es saber que los extremos existen para enseñarnos dónde está el centro.
Que los ideales no deben paralizarnos, sino guiarnos.
Que soñar en grande no es ingenuidad, sino valentía con dirección.

La protopía es el arte de avanzar sin perder el alma.
Es un sistema vivo que se adapta, aprende y se reinventa con cada generación.
Es sembrar semillas, no castillos en el aire.

Y para eso, no basta el mérito. Se necesitan engranes múltiples: justicia, comunidad, empatía, educación, redención.
Se necesita una nueva brújula: el propositivismo.
Una filosofía que pone al ser humano como fin, y al mismo tiempo como medio para algo más grande que sí mismo: el bienestar compartido, la vida expandida, la conciencia florecida.

Porque sí, creemos en el cambio.
Pero no en cualquier cambio.
Creemos en el cambio que tiene dirección.
Y esa dirección, es propósito.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *